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Entre butacas vacías y viejos amores: El amargo diciembre de Mariah Carey

Lo único que Mariah Carey desea para esta Navidad es un auditorio lleno, pero la realidad en Las Vegas está muy lejos de cumplir ese deseo. La autoproclamada “Reina de la Navidad” inició recientemente una temporada limitada de su espectáculo Christmastime in Las Vegas el pasado 28 de noviembre, con todo el arsenal festivo habitual: vestidos brillantes de bastón de caramelo, copos de nieve gigantes y esos clásicos navideños que ha explotado comercialmente durante décadas. Sin embargo, detrás de la parafernalia escénica, la diva de 56 años enfrenta serios problemas para llenar las butacas.

Un espectáculo con butacas vacías y estrategias ocultas

A pesar de que los boletos para el Dolby Live en el Park MGM se venden desde los 89 dólares, los mapas de asientos indican que apenas se ha vendido la mitad de la capacidad para las próximas fechas. Según reveló en exclusiva un veterano jefe de seguridad de Las Vegas, el equipo de la cantante hace malabares para ocultarle la verdad. Distribuyen entradas de cortesía y llenan los espacios vacíos para que, cuando Mariah salga al escenario, tenga la ilusión de ver una audiencia numerosa, manteniéndola ajena a la baja demanda real.

La situación es crítica si se considera que el espectáculo, dividido en tres actos, se presenta en un teatro con capacidad para 5,200 personas. El repertorio incluye su éxito monstruoso All I Want for Christmas is You, así como temas de su álbum más reciente, Her For It All, lanzado en septiembre. Este disco, el primero en siete años, recibió críticas decentes pero se ha convertido en el de peores ventas en sus 35 años de carrera, desapareciendo de las listas de popularidad tras solo tres semanas. Para colmo, su himno navideño, que usualmente domina los charts el primero de diciembre, fue desbancado este año por The Fate of Ophelia de su rival Taylor Swift.

La percepción de la industria y la sombra del pasado

Expertos del entretenimiento aseguran que Las Vegas está en problemas, y Mariah también. Un publicista de celebridades comentó sin rodeos que la cantante ya pasó su mejor momento, aunque ella no se ha dado cuenta y sigue actuando como si fueran los años 80. La crítica apunta a que no debería presentarse en recintos tan grandes como el Dolby Live; si bien artistas como Adele logran llenos totales en el mismo lugar, Carey ya no se encuentra en ese nivel de convocatoria.

Mientras su presente profesional enfrenta estos desafíos, su vida personal y sus romances pasados siguen generando fascinación, especialmente en México y Latinoamérica. Curiosamente, la narrativa de su vida ha vuelto a cobrar fuerza gracias a la serie biográfica de Luis Miguel en Netflix, donde se explora la relación que ambos mantuvieron hace más de dos décadas. Aunque la serie dramatiza cómo “El Sol” conquistó al “ave cantora suprema”, existen matices que solo se conocen a profundidad gracias a las memorias de la propia Mariah.

El encuentro en Aspen y una primera cita desastrosa

La historia real entre estas dos superestrellas comenzó en 1998 en Aspen. Un asesor inmobiliario que les rentaba propiedades en las montañas los presentó, aunque se rumora que fue un encuentro orquestado por sus mánagers. La primera cita, lejos de ser un cuento de hadas, fue incómoda. Carey relata en su libro The Meaning of Mariah que quedó sorprendida y molesta por la cantidad de alcohol que ingirió el cantante mexicano durante la cena. La situación se volvió tan desagradable que la estadounidense tuvo que pedirle ayuda a su sobrino para escapar del lugar.

No obstante, Luis Miguel supo rectificar el camino. Al día siguiente le ofreció disculpas acompañadas de un lujoso collar de diamantes Bvlgari. Ella aceptó el gesto y decidió darle una segunda oportunidad, lo que dio pie a una relación que duraría tres años. Durante ese tiempo, “El Sol” se desvivió en detalles románticos, invitándola constantemente a su casa en Acapulco. Incluso mandó construir una bañera de hidromasaje específicamente porque ella consideraba que a la propiedad le faltaba una, y era común que contratara mariachis para amenizar sus cenas privadas.

El declive del romance y la colaboración fallida

El noviazgo se hizo público durante una comida en Nueva York y, a partir de entonces, se convirtieron en una de las parejas más mediáticas de los años 2000, logrando un aparente equilibrio entre sus ajetreadas agendas profesionales. Sin embargo, la relación comenzó a irse en picada debido, irónicamente, a la música. Decidieron grabar un demo a dúo, pero el resultado no fue del agrado de Luis Miguel. Aunque Mariah Carey terminó utilizando la grabación para uno de sus álbumes posteriores, tuvo que omitir la participación del mexicano, marcando así el principio del fin de una historia de amor que, al igual que su actual residencia en Las Vegas, tuvo luces brillantes pero un desenlace complicado.